LA CORNEJA Y LAS PALOMAS(FABULA CORTA)
12/03/2019 10:11:00 p.m.
Una corneja negra, como todas las de su especie, iba volando un día, cuando pasó muy cerca de un palomar en el que vivía más de una docena de palomas. Las miró de arriba abajo y vio que estaban muy sanas y bien alimentadas.
Estas pájaras se ceban de lo lindo -se dijo la corneja-.
Si tuvieran que buscarse la comida a diario, igual que yo, seguro que no estarían tan rollizas.
De repente se le ocurrió una gran idea, una idea verdaderamente genial, o eso le pareció. Como tenía las plumas negras a más no poder, se las pintó de blanco y, disfrazada de esa guisa, entró volando en el palomar, se posó junto al comedero y se puso a picar salvado tranquilamente como una más de la bandada.
Al principio, las palomas no se dieron cuenta y la corneja siguió atiborrándose vorazmente, segura de que, al menos ese día sus tripas no se quejarían. ¡Qué pienso tan riquísimo! Estaba disfrutando tanto que, en un momento de distracción, se puso a graznar de contento. Fue entonces cuando las palomas, que si siquiera habían reparado en ella, descubrieron que no era una de las suyas, si no una intrusa indeseable, y, olvidándose de la fama de pacíficas que tenían, se abalanzaron todas en tromba sobre la intrusa corneja y la picotearon sin piedad. De todos modos, ¡suerte tuvo de poder salir viva del palomar!, porque, de lo contrarío, la historia de la corneja que se pintó la paloma habría terminado allí mismo.
Escarmentada y sin ganas de volver a repetir la aventura, se fue volando al cornejal, donde sus congéneres estaban repartiéndose las escasas viandas del día..., pero al verla llegar tan blanca, blanquísima como la leche, no la reconocieron y, pensando que era una intrusa, le propinaron una tunda de picotazos, mucho más dolorosa y violenta que los de las palomas.
Y así la desdichada ave tuvo que huir a toda prisa y pasar la noche sola.
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